En este procedimiento de perforación, el fluido se inyecta a alta presión desde el cabezal a la herramienta de corte a través del interior del varillaje.
El mecanismo motor es una bomba de lodos que se van inyectado a alta presión a través de unos orificios, cumpliendo con la doble función de refrigerar y arrastrar los detritus.
El lodo asciende, impulsado por la propia presión de inyección, por el espacio que queda entre el varillaje y las paredes de la perforación hasta el exterior, donde es canalizado hacia el sistema de balsas. Antes de rebombear el lodo limpio al interior del sondeo se descarga el material acumulado en unas balsas.
La principal ventaja es la versatilidad y la posibilidad de llegar a grandes profundidades. Este sistema es apto para formaciones semiconsolidadas (de blandas a muy duras) y abrasivas.